Arquitectura comercial en expansión: espacios que traducen marcas en experiencia física

30-07-2025

Estudios especializados están transformando el diseño interior de tiendas en Santiago, incorporando estrategias sensoriales, visuales y materiales que buscan reforzar la identidad de marca desde el espacio.

En los últimos años, el diseño comercial ha comenzado a consolidarse como una especialidad propia dentro del ecosistema arquitectónico, combinando herramientas de múltiples disciplinas para construir entornos capaces de reflejar la esencia de una marca.

En Santiago, esta tendencia se ha intensificado con la llegada de estudios internacionales que han apostado por desarrollar su trabajo desde Chile, abriendo nuevas oficinas y sumando proyectos de alto estándar en centros comerciales estratégicos.

Uno de los referentes que ha protagonizado este movimiento es Vang Studios, firma originada en Buenos Aires y hoy con presencia en varios países. Su enfoque se basa en trasladar la identidad de marca a un espacio físico, estableciendo vínculos emocionales entre consumidor y entorno. Para lograrlo, integran arquitectura, diseño gráfico, industrial y dirección de arte, en un proceso que parte por observar y cuestionar lo que la marca comunica y cómo eso se expresa, o no, en el lugar que habita.

En Chile, el estudio ha participado en tiendas como OZ Cranberry Chic en Casa Costanera, DBS y Pichara en Costanera Center, además de peluquerías Mimi y un nuevo local para Singolare en Parque Arauco, actualmente en desarrollo. En este último caso, el diseño contempla colaboraciones con artistas chilenos, lo que permite vincular visualmente el espacio con los orígenes de la marca y reforzar su narrativa local.

El objetivo, según sus directores, es que la tienda no funcione solo como punto de venta, sino como una experiencia sensorial completa. Si bien el estudio trabaja sobre lo espacial, consideran también aspectos como el aroma, la iluminación, la música o la atención, de modo que todo lo que ocurre en el lugar esté alineado con la promesa de marca.

Este tipo de arquitectura comercial, que ya es parte habitual en ciudades como Nueva York, Buenos Aires o Madrid, encuentra cada vez más terreno en Santiago, impulsada por un consumidor que ya no solo busca producto, sino una experiencia coherente desde que entra a la tienda hasta que termina su recorrido.